Arregló el cuello de su camisa violeta, sonriendo satisfactoriamente ante las miradas curiosas de la multitud que bailaba sin control en la pista de su club nocturno favorito. Caminó como un lince observando cual sería su futura presa, la cual devoraría durante toda la noche sin reparo. Estaba ansioso de empezar, no pudo controlar su sonrisa agraciada al notar un joven realmente atractivo apoyado contra una de las columnas. Se acercó lentamente midiendo fríamente sus movimientos hasta estar a centímetros de éste.
Se quedó varios segundos admirando la silueta delgada del joven, la forma como su cabello rubio tapaba parte de su frente y dejaba a la vista el brillo azulado de sus ojos. De labios finos y rosados, era un joven extranjero que Yoochun no dejaría escapar.
No espero más tiempo, tomó con su ágil mano la nuca desprotegida de ese joven y beso aquel par de labios desconocidos presionando su cuerpo contra el de éste para acorralarlo contra la columna. Al principio, el joven no respondió a los ataques sensuales de Yoochun pero como si fuera un hechizo, cayó en las redes de éste abrazando su cintura.
Gimió aceptando ser tocado con descaro por Yoochun, quien empezó a masajear la espalda de su presa metiendo su mano por debajo de las prendas de ésta. La erección del joven se hizo muy evidente, rozando con la suya, Yoochun estaba perdiendo la cordura saboreando su boca, degustando su cuello alargado y fino.
—Más… -susurro su victima, se le dificultaba respirar cada vez más. Yoochun se felicitó a si mismo al ver lo que causaba en él, en todas las personas.-Más…Yoochun-
— ¿Eh? –Confundido de cómo ese ser podría saber su nombre si no se había presentando, dejando esas tonterías de presentación para poder acortar el tiempo e ir a lo interesante del asunto. Se alejó unos centímetros del cuello de su presa.
—Más…Yoochun-
¿Ojos castaños oscuros? ¿Pelo castaño claro? ¿Cuerpo atlético? ¿Voz grave pero al mismo tiempo suave?
—Yoochun… -lo volvió a llamar en susurros mientras su cuerpo convulsionaba al sentir la mano de su atacante en su espalda. Y su excitación se hizo más evidente, otro roce con el cuerpo de su victima, Yoochun culminó dentro de su jean apretado. ¿Desde cuando él se volvió tan precoz?
Su rostro cambio drásticamente al desconocer la identidad de aquel joven. Se separó bruscamente como si hubiera recibido una fuerte descarga eléctrica. Perdió el equilibrio y cayó en el suelo sin perder de vista a esa persona que ahora se acercaba a él para ayudarlo a pararse.
Yoochun cerró sus ojos antes que aquella persona lo llegara a tocar. Volvió a abrirlos cuando sus manos identificaron la tela sedosa de su sabana. Su respiración estaba agitada como si acababa de correr en una maratón. Examinó asustado a su alrededor, se alivio a notar las paredes carmesí de su cuarto, el desorden de ropa sobre una silla y el reloj de Garfield contra una pared, moviendo su cola marcando el paso del tiempo.
¿Fue un sueño? ¿Cómo un sueño podría sentirse tan real? Se sentó en su cama, quitando la sabana que cubría parte de su cuerpo y avergonzándose al ver la mancha de su boxer de Batman, su ropa interior favorita. Estaba seguro que la calidez y la humedad que se escurría por su entrepierna era algo que debía resolver ahora, si quería volver a dormir.
—No puede ser –se repitió una y otra vez, borrando toda teoría sobre los sueños y lo que alguna vez Freud dijo sobre ellos. ¿Qué podría saber ese viejo sobre los sueños? Los sueños son sueños, no más que eso. Si todo lo que los sueños demostraran fuera real, en este momento Jaejoong sería el Power Ranger Rosa y Yoochun estaría comandando una flota marítima gay por toda la Atlántica buscando más reclutas para armar la fiesta del siglo. Con mala gana, se levantó de su cama dirigiéndose al baño.
— ¿Qué llevas ahí? –Se sobresaltó al oír la voz adormilada de Jaejoong, quien estaba saliendo del baño vestido con su pijama de Hello Kitty, compuesto por una musculosa blanca con un dibujo enorme de la gata más famosa de Japón y un pantalón rosado. Su rostro estaba cubierto por una mascarilla de color verde pastel y tenia su pelo atado con varias hebillas. Lucía como una vieja de cincuenta años con músculos. Al verlo, Yoochun se asustó tropezando con sus pies. A pesar de haberse despertado hacia media hora atrás, Jaejoong fue conciente de la mancha en el boxer de su amigo.- ¿Por qué se despertó Micky Mouse?
— ¡No le digas Micky Mouse! –Yoochun apartó a su amigo de la entrada del baño, se metió en éste y luego cerró la puerta oyendo la ruidosa carcajada de Jaejoong.
— ¿Tuviste un sueño “húmedo”? ¡Que suerte! -Estaba detrás de la puerta, esperando alguna respuesta por parte de Yoochun. Sólo que el sueño lo estaba invadiendo de nuevo para continuar esperando. –Luego me cuentas con lujos de detalles. Me voy a dormir, mi adorable pervertido amigo.
Oyó los pasos de Jaejoong disminuyendo en intensidad, se alivió a ver como “Micky Mouse” quedaba limpio y dormido luego de una larga ducha tibia. Su mente fue atacada por miles de imágenes y esa persona estaba presente en cada una de ellas.
Con la toalla cubriendo su cuerpo, se dirigió a su pieza para cambiarse de ropa. Eligio sin esmero un boxer celeste con nubes blancas y una musculosa blanca. No le dio importancia a su cabello mojado, no tenía ganas de ir por el secador al cuarto de Jaejoong. Se tiro sobre su cama, cerrando sus ojos deseando no volver a soñar con él.
Desayunó silenciosamente mientras Jaejoong hablaba sobre carteras, cremas y otra tontería más que la mente de Yoochun no dio importancia. Se preparó nerviosamente para ir a trabajar, el traje le quedó más apretado. ¿Estaba engordando? Se prometió dejar de comer a escondidas las sobras de las tortas de Jaejoong. Admiró su figura en el espejo, por unos segundos, juró sentir un perfume refrescante como la menta pero dulce como la miel. Y ahí estaba, el recuerdo de su sueño presente, atormentándolo.
—¡Vamos!-le grito Jaejoong tomando las llaves del auto, un Mustang rojo descapotable. Yoochun apareció en el living con su pelo despeinado, totalmente desprolijo.- ¿Qué te paso? ¿Discutiste con el peine?
—No puedo arreglarlo, me quedé dormido con el pelo mojado y…-
Jaejoong metió manos en el asunto, pero no hubo resultado, el peinado de hoy de Yoochun sería al estilo “me desperté hace dos segundos, no molestar”. Se dirigieron en el auto hasta el restaurante, las luces iluminaban el gran salón dado que las nubes obstaculizaban la salida del sol. Jaejoong se fue a su cocina, mientras que Yoochun se sentó en el piano blanco ubicado en el centro del lugar. Apoyó las partituras, observando la llegada de los demás empleados. Hoy sería un día complicado.
Las horas pasaron, la clienta era poca pero reclamaba mucha atención de los meseros. El pianista, quien tocaba cada melodía de manera automática, se detenía de vez en cuando para admirar cómo uno de los tantos meseros hacia su trabajo.
—Deja de mirarlo tanto –le reprochó Jaejoong al pasar por su lado. El joven pianista se sobresaltó dejando de tocar durante unos segundos, su mirada fulminante se posó en la silueta pronunciada de su amigo, quien continuo hablando.- ¿Por qué no vas a hablarle?
—Déjame tranquilo, Jaeboo-respondió ofendido por el comentario, en su opinión, totalmente innecesario. Continúo tocando en su apreciado piano, aquel piano blanco que desde niño deseo tener. Jaejoong no se alejó de su lado, en cambio se acercó incluso más a él, el aroma a frutilla de su shampoo se acentúo exorbitantemente.
—Es lindo, atento y tiene un ese lunar sobre los labios que lo hace…
— ¿No tenés cosas que hacer?-preguntó Yoochun alzando una ceja, los ojos castaños oscuros de Jaejoong brillaron de tristeza. Fue agresivo con su amigo, Yoochun se arrepintió de sus palabras en el segundo que recordó cómo Jaejoong se comporta con los comentarios ofensivos.
— ¡No me trates mal! Yo solo te digo la verdad. Hacen una muy linda sensual, atlética, hermosa y adorable pareja. Solo tenes que hacer que Yunho se pase al lado rosa del mundo. Eso es muy fácil, teniendo en cuenta lo lindo que te ves con este corte de pelo-dijo Jaejoong mientras se sentó en la misma butaca, acomodó su brazo hasta acariciar algunos cabellos de la nuca de Yoochun.-Ya es tiempo que subas al caballo de nuevo, olvídate de “Minnie”.-
—Yunho no me interesa y ya me olvide de “Minnie”- defiendo su postura sobre el tema. Yoochun fue conciente que dijese lo que dijese, aunque lo demostrara en graficas y estadísticas, Jaejoong seguiría pensando lo mismo. No entendió de dónde sacó su mejor amigo la (tonta) idea que a él le gustaba Yunho.
— ¡Hey!-saludó contento Heechul mientras se acercó al piano.- ¿Qué hacen?
—Yoochun esta “mirando” mucho Yunho-comentó Jaejoong, Heechul frunció el ceño molesto.
— ¿”Mirando”? Mi querido precioso Chunnie, si vas a mirarlo tanto, podrías al menos hablarle- aconsejó Heechul sentándose en otra punta de la butaca. Yoochun temió por su vida al encontrarse sentado en medio del dúo dramático.- ¿Qué te paso en el pelo? Parece un nido de gorriones.
—Ya le dije a Jaejoong y te lo voy a decir a vos también. A mi no me gusta Yunho- cada vez su voz se hacia más grave y sombría. La paciencia que siempre tuvo se estaba yendo con cada palabra dicha. Tenia la esperanza que lo tomaran con seriedad, realmente la tenía. Por eso al oír la risa estridente del dúo dramático, se sintió un tonto.
— ¿De que se ríen?-esta vez era Hangen quien se apoyaba sobre el piano. Yoochun se mordió el labio inferior evitando decir algo comprometedor, lo único que necesitaba era más personas rodeándolo con preguntas. Jaejoong se regocijo en la butaca al ver como las mejillas de Yoochun se tornaron rosadas.
—Yoochun estaba “examinando” al nuevo mesero cómo atiende a nuestra clientela-susurró Heechul haciendo gestos dándole más dramatismo a sus palabras.
— ¿En serio?- Jaejoong confirmó lo dicho por Heechul moviendo su cabeza. Hangen se limitó a sonreír provocando que Yoochun se equivocara en una nota.- Es muy poco profesional mirar de “esa” forma a los meseros. Sos conciente de eso, ¿no?
—Ya dije que yo no…
— ¿Hay reunión y nadie me avisó? –Se quejó Leeteuk arrugando su frente.- ¿Ves, Hangen? Te dije que siempre me dejan de lado.
— ¡Ay! Leeteukie. Es una reunión de emergencia, ¿sabes? Yoochun nos necesita –El mencionado hizo oídos sordos a la charla prestando más atención a la melodía que estaba tocando o que intentaba tocar.
— ¿No me digas que cayó en la redes de Yunho?
— ¡Así es!-afirmaron los demás empleados al unísono.
—Yo no te culpo, Chunnie. Yunho tiene ese trasero imponente.
—No solo el trasero, Jaejoong. ¿No viste cómo corrió la mesa? ¡Esos brazos!
—¡Diablos! Eso me pasa por estar encerrado en la cocina.
—Dejen de hablar de brazos y traseros. Yunho no es solamente físico.
—¿Entonces, Leeteuk?
—Es muy caballero con las demás. Hace un rato ayudó a una señora a sentarse acomodándole el asiento.
—¡Que amor!
—¡Es un divino!
—¡Yo quiero, yo quiero!
—¿Vos no tenes a Siwon?
—Bueno… Pero ojos que no ven, corazón que no siente.
—¡Heechul!-recriminaron todos al joven de cabellos rojizos.
Yoochun dejó de tocar, observó a todos con un odio espontáneo. A ninguno de ellos le había dado el derecho de hablar de él y de su (imaginaria) relación con Yunho. Uno a uno fueron notando que las manos del pianista descansaban sobre sus rodillas.
—Creo que alguien tiene su periodo-bromeo el mayor de todos. Las risas continuaron expandiéndose alrededor de Yoochun, quien se pateo mentalmente al dejar que los demás notaran la cantidad de veces que depositaba su atención sobre el nuevo mesero.
Aliviado de que los tan molestos amigos que tiene se fueron a realizar sus trabajos correspondientes, siguió observando al inexperto mesero, intento concentrarse en el piano para no equivocarse, hasta que el susodicho paso muy cerca de él, distrayéndolo por completo. Se detuvo un segundo para suspirar, tratando de aliviar la tensión de sus manos.
Al darse cuenta que Yoochun dejo de tocar el piano, Yunho se dio vuelta y le sonrío, diciéndole: sigue tocando, me agrada, y siguió su camino hacia la mesa.
Yoochun quedo perplejo, y no supo si fue por la sonrisa descuidada o por las palabras, ya que sabía que lo que estaba tocando era una simple interpretación de una de su canciones preferidas.
Analizó mentalmente cada característica dicha por sus compañeros, primero fijó la vista al trasero de Yunho. No era fuera de lo normal, tampoco creía que era tan “imponente” como lo describió Jaejoong. Formaba parte de la anatomía de Yunho, simplemente eso. Subió un poco la mirada hasta visualizar los brazos del mesero, se paralizó cuando Yunho lo saludó desde el otro extremo del salón al darse éste cuenta que estaba siendo observado por el pianista.
Automáticamente, su cerebro mandó una orden a su brazo derecho para que éste se moviera de un lado al otro respondiendo el saludo esporádico de Yunho, quien lo recibió contento continuando así con su labor. Definitivamente debía alejarse de las malas influencias de Jaejoong y el resto. ¿Cómo es que se quedo unos segundos admirando la retaguardia de un compañero de trabajo de esa forma?
Its raining man… ¡Aleluya!
Sintió un movimiento extraño en su pantalón seguido de un ringtone, se sorprendió y quitó el celular que ahora vibraba en su bolsillo mientras reproducía la música, vio el mensaje nuevo que le llegó.
“¡Lo estas desnudando con la mirada! ∑(O_O;) Micky Mouse quiere ser lamido por Gooffy O(.≧∇≦.)O”
No hacia falta saber quien había enviado semejante idiotez junta. Además, ¿quién era Gooffy? Dejó el celular en su bolsillo y continúo tocando el piano, evadiendo cualquier pensamiento que conectada los nombres de varios personajes de Disney con el miembro reproductor masculino. Ya vería como acabar con las bromas de Jaejoong.
¿Podría ser éste el día más pesado de su vida? Así lo parecía, aún cuando la hora de salir de su trabajo se acercaba, se sintió molesto en su asiento. Terminó antes de tiempo, alejándose del piano y saliendo a la calle a fumar un cigarrillo, lo único que calmaba su actitud malhumorada de estos días.
—Hola, Yoochun -.Saludó Yunho, parado a su lado, disfrutaba del aire fresco de la noche. Yoochun se quedó unos segundos asimilando la situación, su cigarrillo se cayó al temblarle la mano. Observó a la persona que tenía a su lado, Yunho. Seguramente medía casi un metro y ochenta centímetros, no tan alto. Su peinado era común, su cabello castaño claro con algunos partes más oscuras, corto pero con un flequillo del lado derecho ocultando parte de su frente. ¿Y ese aroma? Un suave perfume fresco aturdió la nariz de Yoochun, sin embargo, le había gustado. No negó que Yunho era atractivo y buena persona, pero no era su tipo.
—Hola -. Corto pero conciso, Yunho sonrió arreglando su cabello y luego acarició su nuca. Yoochun no perdió de vista el movimiento de la mano de Yunho por su cuello, ciertas imágenes recobraron vida en su mente. Se mordió el labio, Yunho lo miró confundido.
— ¿Estas bien?
—Si.
—Lindo peinado -. Yoochun tomó ese cumplido como burla, alzó una ceja ante la sonrisa carismática de Yunho.
—Gracias.
—Yoochun… tengo algo que decirte –sonó nervioso preocupando a Yoochun. ¿Había notado todas las veces que lo miró mientras trabajaba? No debía de ser cómodo para un heterosexual ser “violado” con la mirada por un gay. ¿Estaría molesto?
— ¿Si?
—Bueno… -. Antes que Yunho continuara, el celular de Yoochun resonó a pesar del ruido de la calle, alertando a ambos. Tomó su celular y observó el mensaje de texto que recién llegó.
“¡Chunnie! Venite rápido a la cafetería que vos sabes que yo sé que conoces y que nadie sabe porque es mi cafetería favorita, TOP SECRET. Tengo cosas que hablar con vos. ;A; No tardes.”
—Junsu… -Respondió el mensaje con un “OK”.- ¿Es muy importante, Yunho? ¿Podemos hablarlo en otro momento?
—No tomará tiempo -.Yoochun contuvo el aire en sus pulmones. ¿Realmente le iba a decir que dejará de mirarlo tanto? Se maldijo por ser tan obvio, maldijo a Jaejoong por remarcar algunos detalles de la apariencia de Yunho y maldijo a Junsu por escribir tantas locuras en un mensaje de texto. ¿Y ahora por qué éste tenía ahora sus mejillas de un color rosa pastel?-Tenes… tenes…
— ¿Qué tengo?
—Tenes la bragueta abierta –emitió una risa nerviosa, Yoochun enseguida observo el cierre de su pantalón y lo subió sintiendo como la sangre se le iba al rostro.-Ya me voy. Nos vemos.
No pudo ni saludarlo, tuvo demasiada vergüenza. ¡Justo hoy tenía que ponerse el boxer que Jaejoong le había regalado de Micky Mouse! ¿Hacia cuanto tiempo que estaba así su pantalón y nadie le dijo nada? ¿Por qué justamente él tenía que notarlo? Vergüenza, un sentimiento que no describía por completo lo que Yoochun estaba sintiendo.
De mala gana, como se le estaba haciendo habitual, se despidió de todos y le indicó a Jaejoong que iría más tarde a casa. No se quedó a escuchar los reclamos de su amigo sobre que siempre lo dejaba sólo, que nunca cocinaba él y demás cosas que Yoochun ya sabía. Al menos le dejó el auto para que Jaejoong fuera a hacer las compras y no se lastimará sus delicadas manos trayendo las bolsas.
Habrá pasado diez minutos caminando bajo la estrellada noche hasta llegar a la cafetería más colorida de la cuadra. Tenía luz propia y de los colores del arco iris. Alrededor de la puerta principal, había varios bastones de caramelo adornando el marco. Golosinas, galletitas, toda comida empalagosa estaba dibujada en la vidriera. Entró notando en seguida a Junsu sentando en una mesa con forma de galletita de vainilla con trozos de chocolate.
Y no por nada era la cafetería favorita de su amigo, tan dulce como él.
— ¡Chunnie! –Yoochun se sentó enfrente de Junsu saludándolo con la mano, quien se rió estrepitosamente al ver el nuevo look del recién llegado. – ¿Había muchos tornados en la calle?
—Tuve una mala noche –explicó con naturalidad, Junsu llamó a la mesera. Sintió lástima al ver a la pobre chica vestida con un traje amarillo patito adornado con puntitos de varios colores, con un delantal blanco con líneas grises.
—Bienvenidos a Candy Shop, donde la dulzura es una forma de vivir- recitó de memoria, dio su mejor sonrisa ante esos dos jóvenes y pretendió comportarse lo más normal posible, controlando su nerviosismo al notar la belleza exuberante en ellos. -¿Qué van a ordenar?
—Quiero un Jay Boom Pink y para él –Yoochun levantó la vista del menú, prestó atención a Junsu mientras éste hablaba con la camarera.- Tráigale un Micky Mouse Party-
La chica anotó ambos pedidos con una lapicera celeste sobre un pequeño cuaderno y se fue enseguida, en la mitad del trayecto hacia la cocina, se tropezó.
— ¿Qué es un Micky Mouse Party? –preguntó curioso, no comería cualquier cosa sólo porque Junsu lo pedía. ¿Las palabras del día eran “Micky Mouse”?
—Es un helado con la forma de Micky Mouse y tiene…-
—Bueno, eso no importa. ¿De que querías hablar?
—Chunnie, no sé como decirte esto.
— ¿Otra vez tengo la bragueta abierta?
— ¡¿Eh?!
—Nada, nada. Sigue.
—Bueno…-Buscaba en la pared de la cafetería las palabras adecuadas, la forma correcta de decir lo que estaba oprimiendo su pecho. La camarera llegó con las órdenes, dejó una porción de torta rosada y un licuado de vainilla para Junsu, y un helado muy raro para Yoochun.- Yo… Changmin… sofá.
—Junsu, no te entiendo nada.
—Que Changmin… y…yo…
— ¿Changmin y vos?
—Él…
— ¿Si?
— ¿Necesitan algo más? –preguntó con amabilidad la mesera pero recibió la mirada asesina de Yoochun y se fue antes de una respuesta.
—Sigue –hizo un ademán con la mano, tocando la cuchara con su otra mano para probar que tan rico podría ser el Micky Mouse Party.
—Tuvimos… “eso” -. Se tapo su cara con las manos, como si así se refugiara de cualquier comentario que Yoochun podría decirle. Sin embargo, éste seguía comiendo el helado, una vez que lo probo, le encantó. -¿Chunnie?
— ¿Hicieron que?
— ¡¿Cómo que hicimos que?!-estalló Junsu completamente nervioso, a punto de tener un ataque de angustia espontánea.-Lo hicimos.
Todo el helado que Yoochun tenía en la boca terminó siendo escupido con rapidez al comprender las últimas palabras del menor. “Lo hicimos”, resonó en su mente una y otra vez.
— ¿Te diste cuenta que esa declaración puede causar el próximo Big Bang y destruir el mundo tal y como lo conocemos?
—¿Big bang? I m so sorry but I love you... love you more –cantó Junsu, exasperando a Yoochun quien debatía si estaba bien pegarle con la cuchara.
— ¿Cómo? ¿Cuándo? –Pregunta tras pregunta fue formulando Yoochun y Junsu recibía cada una ansiosamente. Era una situación muy tensa para ellos, y para la camarera que muy de cerca escuchaba lo que decían dado que no había más personas a quien atender.
—Hace unos días, cuando volvimos de tu casa. Changmin me llevó a su departamento para “curar” mi embriaguez y…-Recordó cómo había molestado a su amigo con la palabra “nerd” y cómo éste se había tirado encima suyo, aprisionándolo con su cuerpo sobre la cama de sabanas de Star Wars.- Una cosa llevó a la otra y terminamos protagonizando una porno gay de bajo prosupuesto sobre su sofá mugriento.
—…-
— ¿Chunnie?
—…-
— ¡Chunnie!
— ¿Qué? Esto esta delicioso–.Se estaba devorando el helado, tenía un chocolate amargo tan adictivo que seguía comiendo sin perder el tiempo.
— ¿No me vas a decir nada?
—Bueno… -pensó unos segundos, no lo suficiente para decir algo coherente. -¿Cómo estuvo?
— ¿Qué clase de pregunta es esa?
Suspiró agobiado de no poder continuar comiendo ese helado tan placentero, aunque esa misma mañana se propuso hacer la dieta. Los ojos de su amigo brillaron conteniendo unas lágrimas, estaba muy sensible para seguir con bromas y era momento de tomar las cosas con seriedad.
—Tuvieron sexo –retomó el hilo de la conversación, la camarera se sobresalto a oír la palabra sexo proveniente de una voz tan grave y sensual.-Y… ¿Cómo te sentiste? ¿Qué paso luego? ¿Algo cambio entre ustedes?
— ¿No te molesta que lo haya hecho con Changmin? –Yoochun negó con la cabeza, aliviando una de las tantas preocupaciones de Junsu.
—No te preocupes por eso, ahora concentrémonos en vos.
— ¿Cómo me sentí?... Fue… No tengo palabras para describirlo. Después de “eso”- le tenía pánico a la palabra “sexo”, sonaba muy cruel y conllevaba un significado tan frió.-Me dormí y a la mañana, luego de ver una película juntos con Yunho, volví a casa. Desde entonces no sé nada de él.
— ¿Acaso… vos estas… de él?-Había una palabra en su vocabulario que no podía pronunciar sin sentir esas molestas mariposas en su estómago y a nadie la agrada tener insectos voladores golpeando las paredes del vientre.
— ¿Embarazado?
— ¿Cómo vas a estar embarazado? –Se reía y escuchó la risita quisquillosa de la camarera detrás él.
—No sé a que te referís –contestó con sinceridad, Yoochun se dio cuenta que si o si tenía que decir la palabra que a él tantas cosas le causaba. Junsu es una persona adorable y romántica, al tener sexo con Changmin… ¿No significaría que algo más pasaba dentro del corazón de su amigo?
—Si… estás enamorado.
— ¿Enamorado? –Los ojos de Junsu perdieron su forma de afinada y felina para formarse en grandes círculos, su voz sonó más aguda de lo normal haciendo temer a la camarera que si él seguía elevando la voz unos tonos más podría ser capaz de romper varias copas.- ¿Cómo voy a estar enamorado de ese salvaje?
—No entiendo algunas cosas-meditó llevándose la cuchara a la boca para lamer el poco contenido de dulce que en ella había, la camarera suspiro emocionada al ver esta escena causándole exaltación.- No se llevan bien y sin embargo lo hicieron en ese mugriento sofá.
—Te soy sincero, jamás creí que esto pasaría. Es más, estoy seguro que Nostrasladamos escribió que si esto ocurría seria el fin de la Tierra-. Otra risa más por parte de Yoochun, la camarera también aporto su risita infantil.- ¿Qué?
—No es “Nostrasladamos”, es Nostradamus –corrigió Yoochun percibiendo la molestia de su amigo.- ¿Qué vas a hacer a partir de ahora? ¿Serás un conejo o un amigo?
— ¿Conejo? No entiendo.
—Si sos un conejo, te revolcaras con Changmin cada vez que se vean -. Sintió pena al ser tan rudo pero era la realidad y nadie más que él conocía esa etapa bestial de Changmin. Una vez que éste degusto algo, lo seguirá degustando hasta perderle el sabor; como si fuera un chicle.- ¿Qué es lo que vos queres ahora?
Dos segundos sin hablar y se termino el budín junto con el licuado de una manera atroz asustando a la camarera que venía a hablarles con la excusa de si querían algún otro postre. Apoyó la cuchara sobre el plato de porcelana blanca y miró a Yoochun.
—No lo sé. –Pensó un poco más el asunto.- ¿Crees que Changmin le contaría esto a alguien? Me dijo que no dijera nada, pero es conciente que todo lo que me pasa lo comparto con vos.
—Bueno, puede que él se lo diga a…
Its raining man… ¡Aleluya!
Otro mensaje, otra vez era Jaejoong.
“¡Park Yoochun! Donde te metiste?! \(T^T)/ ¡La cena esta casi lista! (=_=; )”
Pagó la cuenta, Junsu se fue directo al departamento que compartía con su hermano gemelo. Él tomó un colectivo mientras iba dirigiendo todo lo que le ocurrió en el día. ¿Junsu y Changmin? Y ese sueño húmedo que ahora lo molesta cada tanto. Demasiada cosas en tan poco tiempo. Podría ganar mucho dinero entregándole toda su vida a un escritor de telenovelas, seguro que la gente se divertiría de ella.